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Mostrando entradas de 2017

¡Qué viva la libertad!

Tengo siete años buscando cómo vivir: a veces una mirada o un beso fueron suficientes para entender a los libros que tanto amé. En otras ocasiones, emborracharme hasta caer muerto en mis pensamientos y en mi vida. Sin embargo, todo fue efímero, nada fue realmente lo que pensé en su momento. Pero, no me arrepiento de valer madre con cada parte de mi cuerpo y de mi mente.   El conocimiento y la poesía me salvaron de una vida sin sentido y si no fuese por ellos, me hubiese matado hace ya mucho tiempo. Creo que cada día se   acerca más el día de mi muerte. La verdad, la irrefutable, es que ya no quiero pertenecer más a este mundo lleno de conceptos ni de ideas, ni de decepciones, ni de nada. Porque está lleno de mentiras, de sufrimiento, de nosotros: los humanos. Por otro lado, el caminar en lugares que no conozco, que se alejan de las monstruosas metrópolis y que me dan vida con la esperanza de unos ojos que no conocen el mundo,   al ver el sal...

Por el infierno sí.

Cuando uno sueña por amor pierde parte de su credibilidad como ser humano, el alma se enferma por cada parte del miedo que recorre nuestro cuerpo. Nuestra mente debilitada por el color de unos ojos o el aroma de un cabello. Luego,   nosotros mismos como personas, como parte intrínseca de alguien o algo. Siempre el esperar algo a cambio por lo que uno da, por lo que uno lucha. El amar es un arte. Aunque es un arte trivial, dado que cada arte para ser   perfeccionado requiere de técnica, de sensibilidad, de talento, de pureza, de pasión, de ganas, de inyectar vida, de morir mil veces, de creer y de   confiar, de sentir. En ese sentido, el arte no es una buena comparación para el amor. ¿Qué es amar? Amar debería ser no lo que es. Debería ser libre de las ataduras de nuestros conceptos y de nuestras debilidades, de la mente, del alma. El que se presuponga que amar se tiene que dominar como un arte, quiere decir que el amor que nosotros los s...

Dejé de escribir

No voy a escribir más. Dejé de pensar en las cosas que amaba, las que me llamaron la atención, por lo que fui feliz, en algún momento. Las tristezas del pasado me comieron y no dejaron que disfrutara mi presente. Siempre corro tratando de alcanzar el tren que me lleve a una luz que no sea una ilusión de mi pensamiento. Es esencial entender que los seres humanos son así. En ese sentido, yo siempre me sentí un extraterrestre, no un ser humano. Nunca tuve la empatía suficiente para mirar hacia los ojos de una ilusión amorosa. Para mí, el amor transitó como si no existiese; muchas personas hablaban de que el amor es aquello que uno necesita para vivir. Pero, nunca necesite de amor. De aquí uno se puede preguntar: ¿Qué es amar? El amar, pensé, es dar una parte primordial de tu ser pero, para los seres humanos una parte del ser, es, el ser mismo en su totalidad. Y, por esta causa, los seres humanos no aman. No estamos seguros de lo qué es la totalidad. Sin embargo, para mí, amar siempre ...

Pensar

Cuando pienso en las circunstancias que envuelven mi vida no sé qué responder. Porque si, la mayoría de las veces las planteo como cuestionamientos. Después, me identifico y me convierto en preguntas eternas. Así también me pasa con la mayoría de los lugares que visito, los cuales siempre tienen una historia que decirme pero que no está ahí, en ese momento. Es algo que debe ser preguntado, pensaba. Me equivoqué. Yo sentí en el momento que el infierno me regresó las esperanzas de vivir. De vivir libre en las teclas de un piano o en las cuerdas de un bajo. Y, me hice música cuando escuchaba reír y llorar, cuando alguien me abrazaba, cuando alguien me besaba. Entonces, de esa forma pude conocer las miles de historias que nos envuelven a cada uno de nosotros. Bailaba la verdad en todas las formas posibles y mis movimientos se cruzaban con los ojos de un verdugo que me envolvía en un trance aún mayor, más sensitivo y más enérgico. Si bien me ayudé con vicios que no pertenecían a mí, aqu...

¡Algún día soñé!

Algún día soñé que algo me podría salvar. Después diez gramos de dolor me consumieron   entre sus párpados, pestañeando un sinfín.   Luego, vino la calma, la oscuridad, letras   irresponsables que creí tontamente.   Quizás, vino esa luz que solamente un hilo   de miles de caracteres, de ideas, de sueños,   hacen que nos convirtamos en párrafos. Ni el dolor hizo que el diablo se fuera de mi cuerpo.   Ni siquiera el viento me llevó tan lejos como un poema de Huerta.   El mar no tuvo el poderío que narran los viejos en sus historias. Pero sí lo tuvo el amor, el que Italo narra de Cósimo hacia Viola.   Bovary se metió dentro de mí, como si fuera un espectro.   Por ello quise ser doctor -amante, también; quise vivir hace doscientos años.   Luego, el vicio de la botella que nos retorcía entre calmantes instantáneos culminó en tristes y malditos recuerdos. Tú transformándote en muerte al grito de un...

¡Nos vemos en el más allá!

La noche en que uno recuerda lo que las cosas fueron, los tormentos de las acciones mal concebidas y luego el ruido de la ciudad. Los gritos de júbilo de la juventud enardecida por promesas ilusas de vida y de muerte. Los besos apasionados, las caricias, el toqueteo. Los miembros duros igual que unas buenas nalgas. Un trago de ilusiones rotas -y desesperadas- en el trono de cada quien. Los reyes, las reinas de este país que se sientan en las piernas de un Dios sin misericordia. Luego, la calma de la noche, el dormir como si nada  pasara, como si todo se convirtiera en aire y lo  pudiéramos respirar. La cruda moral por lo que se hizo  anteriormente, que rebasa todo lo que es vivir  y nos calma con sollozos de amor. La venas de la ciudad que se configuran en el transporte donde los amantes se besan apasionadamente sin que les importe lo que los demás opinen. Los hermanos -no de sangre; o sí, ¿qué importa?; recorriendo ...

P--P--P

La distancia, el recuerdo de lo que pasó; un agitado viento que lleva lejos tus hojas, tus manos que parecen decir adiós -y tu cuerpo entero- que se aleja, también. De mí. Después, un golpe de desgracias nos golpea. Calculo que la distancia se da en distintos niveles: 1. El físico 2. El mental 3. El del espíritu Nuestra distancia se dio en todos, volando dentro de nuestra esperanza por amar. Amamos. Soñamos con un futuro que se configuraba como el mejor de todos. Ahí vivimos una de las mejores historias de todos los tiempos. Maquina que recorre las vías de tu carne y de tus venas; tú. Respiración, abrazos, besos, deseos. Un abrazo que nos sintoniza y nos hace polvo, elevando nuestro polvo al oscuro horizonte del espacio. Un espacio de ti y de mí. Nuestra distancia que no alcanzamos a percibir, ¡La que no pudimos acortar! Recorte mi vida, un trago al vacío de mi vaso, un vaso de alcohol con textura de agua y sabor a drogas. Drogas de tu sudor al abrazar...

El final.

Un descuido en nuestro corazones, una pasión que murió en ti. Miles de recuerdos por cada una de aquellas pasiones. Miles de sentimientos que tuve hacia ti. Un cuerpo encontrado muerto en el símbolo más alto de tu sexo. Un sexo que murió al contacto de nuestros cuerpos y nuestros deseos. Espuma, brisa en la punta de la almohada. Sensaciones en  la montaña de tu placer. Luego, miro. Sonrío. Observo. Tomo posesión de tu cuerpo en el adiós de mi vida. Amor, qué tristeza ser permanente en las estrellas y no en tu sangre. Ahí donde viajo a miles de kilómetros para poder recorrer tu cuerpo. Para que me recuerdes eternamente. No logro penetrar tus pensamientos, no logro sancionarme en la cara pura que desprendes de placer. Un gemido.  Embestida dura de muertos vivientes. El sol que adorna la ventana, la noche que muere entre  sábanas. Mal aliento, cuerpo erizado, fluidos en tu piel. En la mía. Después, la regadera, el baño, el des...

Abandonad toda esperanza.

Días poco creativos. Una palabra cuesta más que un suspiro. Un libro me cuesta casi como si tuviese que correr un maratón. Pienso: "no es tan difícil". Pero sí lo es. En extremo dejé de escribir mis pensamientos y dejé de creer en mí. Tal vez, por eso no sirvo más para hacer esto. Soy un necio. No sirvo pero me aferro al poco y pobre uso del lenguaje  que tengo para tratar de expresar mi dolor. Obviamente, éste se queda corto. Las musas de la poesía se fueron hace mucho. Un momento creí que estuvieron sentadas en mis piernas, lamiendo  mis genitales mientras las veía hacerme poeta.  Nunca estuvieron. Fue una ilusión. ¡Necio! La tristeza tatuó mi cuerpo completo. No necesito marcas para saber lo que está ahí. Vuelan como mis sueños que se  alejaron al igual que la vida de mis seres queridos. Ya no están y, sin embargo, sigo sientiéndolos muy cerca. ¡El gran azul! Ayer me enteré que una persona de mi edad estaba muerta. No...