Por el infierno sí.
Cuando uno sueña por amor pierde parte de su credibilidad como ser humano,
el alma se enferma por cada parte del miedo que recorre nuestro cuerpo. Nuestra
mente debilitada por el color de unos ojos o el aroma de un cabello. Luego,
nosotros mismos como personas, como parte intrínseca de alguien o algo.
Siempre el esperar algo a cambio por lo que uno da, por lo que uno lucha.
El amar es un arte. Aunque es un arte trivial, dado que cada arte para ser
perfeccionado requiere de técnica, de sensibilidad, de talento, de pureza,
de pasión, de ganas, de inyectar vida, de morir mil veces, de creer y de
confiar, de sentir. En ese sentido, el arte no es una buena comparación
para el amor.
¿Qué es amar?
Amar debería ser no lo que es. Debería ser libre de las ataduras de nuestros
conceptos y de nuestras debilidades, de la mente, del alma. El que se presuponga
que amar se tiene que dominar como un arte, quiere decir que el amor que nosotros
los seres humanos tenemos es simplemente un condicionamiento más.
El amor debe ser libre, debe ser real y debe ser verdadero. Debe cumplir con esa
triada infernal.
¡Amar no es un arte que se pueda aprehender!
Eso quiero gritarle a la lluvia que cae sobre mi cara o al sol o al viento o al
infierno. ¿Qué importa más a quién? Lo que es verdad es que amar no se da
como el arte, el amar no es técnico sino una cuestión de humanidad. Acaso,
¿la humanidad es un arte o una técnica que tenga que ser aprehendida?
Yo amo a una mujer quien pretende amarme, con suma delicadeza me sonríe para
hacerme feliz, llora para que no me pierda entre tantos laberintos de mi cabeza
o de mi corazón. A veces se molesta o a veces es feliz. Siempre se me hizo
pensar que las cosas que uno siente son naturales, ¿hasta qué grado llega esto?
Yo le amo como al viento o como a mis ilusiones del pasado, ésas que solamente
fueron eso: ilusiones.
El amor es comparable a un hombre que camina a lo lejos; podemos ver su silueta,
su ritmo marcando el caminar, las decepciones de sus pisadas, los alientos y suspiros
de sus amantes. El hombre, poco a poco, se aleja de nosotros, con un paso lento y
doloroso, un paso que parece podemos alcanzar y, sin embargo, no alcanzamos
nunca.
El amor hoy es eso. Pero, no es culpa del amor, es culpa del ser humano que
se alejó de tal. El amor no es sucio sino plagado de conceptos y de sueños y
de ilusiones y de esperanzas y de vida y de muerte y de lluvia y de ríos y de sol
y de viento y de mareas y de luna y de música y de ti. El amor que tengo está
plagado de ti, por ti.
Suelten las velas, pronto llegará al barco que me lleve donde pertenezco.
¡Por amor ya no se muere!
Pero por el infierno sí.
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