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Mostrando entradas de 2018

Indigno

A veces recuerdo lo que pasó, los días en los cuales soñé ser diferente. Entiendo la nostalgia pegada a mi piel. También, entiendo que soy una mala persona. Siempre quise ser bueno, así como todos ustedes, a quien admiro. Quizás es que soy un superficial, pues, después de todo, nadie es realmente bueno. A final de cuentas, ¿qué significa ser bueno o malo? ¿Qué es ser humano? ¿qué es ser indigno? Recuerdo la primera vez que me sentí indigno, ahora pienso que quizás Dazai no era tan sensible. No al menos con los demás. Así soy yo, sensible para mí mismo, para mis pensamientos, para mis tristezas, para mis recuerdos, soy sensible para mis tormentos o deseos. Y, nunca dejé desear. Deseo todo, a todos, deseo más que el resto y jamás, por más que quise, dejé de desear. Quizás por eso, hoy en día, hago lo que hago. Pienso lo que pienso. Veo las fotografías donde las demás personas tienen una cara sonriente que aparenta felicidad. Veo mis propios recuerdos, con una sonri...

Nunca jamás.

No sé qué hago esta noche, estoy viendo a la nada, recordando mis sentires y mis pensamientos. Parece que el tiempo no pasa y pasa a la vez, manteniendo un bucle constante que nos paraliza pero que, en otras ocasiones, nos hace movernos más rápido. Quizás es que, ahora, no solamente siento, además, puedo entender los momentos y las experiencias y los sentimientos. Me dicen que deje de sentir, de ser pasional y de querer madrearme al policía que me quiso cooptar y mandar y quién sabe qué más. Pero, no se trata acerca del policía o de los demás, sino que se trata de mí, o al menos eso me dijo. Siempre se me tachó de necio y de imprudente. Claramente lo soy y lo seré, pero no puedo morirme de otra manera sino es por medio de un acto de imprudencia, como cualquier humano. O, alguien, ¿osa decirme que morir no es imprudente?, más bien, la vida es imprudente, nacer es imprudente, amar es imprudente. Si pusiéramos las cosas que hacemos en nuestra vida en una balanza, ¿...

El tiempo que no pasó.

El tiempo que no pasó, el que perdí entre mis dedos. La vida que no pasó, la que decidí en mis enredos. El sueño que dejó de ser para convertirse en mareas lejanas de una vida sin razón o sensaciones arcaicas de cuatro vientos. Si rimo o no mi poesía es arcaica pero mi enredo en el corazón no. Ahora se supone que busco conocer lo que antes era sentir. Mi vida bohemia de alcohol se convirtió en algo más que una simple botella o un beso congelado en tres tragos. Bailes por doquier moviendo mi cuerpo de un lado para otro, dejando que me lleve la música de mi vida y de mi pasión y de mis tormentos y de mis recuerdos. Tiene un año que no le escribo al infierno o a mí mismo. Dejé mi sillón y me hundí hasta los más hondo de cada parte de mi cuerpo. Donde la oscuridad me recordó mi edad y mis experiencias y mi vida. Mis sensaciones se hicieron lejanas y dejé de ser poeta. ¿Quién sabe si algún día lo fui? Pero, siempre tuve ganas de serlo y escribía sintiéndolo, añorándolo,...

Con una parte que me quedé de ti (hecho en mayo 2017)

Hace tres años de mi dolor, de tu cuerpo gemir al lado mío, hace tres años que juré que podría ser para ti lo que fue aquel hombre que tanto amaste. De entregarte un libro con esperanzas de que dentro de ti se clavara lo que decía dentro de él. De querer ser un   personaje de una novela famosa, más que realmente ser un buen humano —para tus ojos. Ya pasaron estos años donde creí que el amor era parte de ti y de mí, juntos. De recordarte sonriendo, bebiendo, de recordarte. Del declive de nuestra relación en un par de   besos; mientras, tú amabas la ilusión de amar a alguien que era más que yo, para ti. Ahora sólo queda   el recuerdo   de tus mentiras, de tus besos, de tus abrazos, de tu tontera. Todos los días de caminar a tu lado, sin realmente estar a tu lado; nuestros brazos que chocaron juntos sin tocarse   jamás. Cuando el mar   eclipsó la luna por una caricia   accidental o por un abrazo o un beso de despedid...