Una semana.

Los vientos fuertes del norte, aquellos que alumbran mi cara cuando camino dentro del oscuro bosque de la vida. Y, sí, me dan fuerza. Me enseñan a volar con ellos. Entonces, vuelo, vuelo sobre ella y sobre la necesidad de existir junto a su sonrisa. La sonrisa que emana de cada parte de su alma, tan sincera como la mía. Como la mía al verla sonreír; la que me eleva a horizontes que vi dentro del infierno.

Y, la paciencia de ser ella. La esperanza de ser juntos me invade a cada paso, a cada mirada. A cada beso. Cuando contesta el telefono y yo escucho. Cambia su semblante y su tono de voz se convierte en música. Cuando come, cuando ríe, cuando habla, cuando sufre, cuando es ella yo sonrío y soy feliz. Peligrosa sensación de tenerla a mi lado, junto a mí, junto al cuerpo inerte del demonio que nos carcome cuando me resisto, iracundo, de besarle, de tocarle, de sentirle. 

El mar que atormenta nuestros deseos, las olas que elevan sus mordiscos al cielo. Le toco la piel, le siento el alma. Y, no soy poeta, tampoco escultor, pero la inmortalizo en mis pensamientos y en mi cuerpo que adhiere cada parte de su sudor en mis poros. Mis cabellos que alocados se convierten en ojos que la ven sin descanso.

Cuánto me gustaría ser ella, saber si se siente como yo. Si el aire le falta cuando no le hablo, si el tocarle la eleva al cielo, si el sentirnos nos hace juntos, si el ser nos hace únicos. Somos una especie que murió entre letras de miles de escritores famosos.Yo soy Italo, me convierto en Cósimo y ella es Viola y transita su cuerpo en su caballito blanco. Los galopes que son besos, los murmullos que son esperanza. Esperanza de ser juntos, de estar a la par de un par de plantas que elevan sus cabellos, que sobreviven por ella. Un cactus que soy yo, entre espinas de su boca y de mi alma.

Sobrevivo. La espero al otro día, se convierten en cuatro. O en más. Pero, cuando la veo vuelvo a soñar y sentir que somos. Si no somos juntos eternamente, la simbolizo en este texto que brilla entre nuestra relación a la par del abrazo o del mensaje que me saluda y que me quiere. 

Una semana de conocerla. Una eternidad de sentirla, de ser juntos. Una semana eterna de sentirnos, de besarnos, de abrazarnos. 

Una semana de estar al pie de la pasión del infierno.

La música que se mete dentro de mi cuerpo, los tonos que son los de su corazón. La melodía que es su voz risueña, sus ojos verme como si no hubiese mañana, como si fuese el único amor. La especie humana que nos rodea, nosotros que nos hacemos plantas y nos cuidamos. El agua que nos eleva al cielo y nos deja caer, en forma de lluvia, en nuestro vergel de sensaciones.

Una semana de ser, de sentir, de verla, de besarla, de abrazarla. 

De estar junto a ella. 

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