Tengo a la revolución
Llevo muchas noches pensando que voy a escribir,
La vida se convirtió en nada, miro a la cara el vacío
De existir. Todo me desconsuela, volteo y veo
Mi espejo, decadencia, intento de revolución,
Visceralidad de ser y estar, sintiendo, así,
En un vaivén de mares de sangre y sensaciones
Ordenadas. Intento de ser hombre, de ser indigno,
De estar en mundo. No me queda nada, ni la escritura
Que cada vez es más dificil que salga. Me pregunto:
¿Realmente logre lo que pensé? ¿Y qué importa?
El Sileno tomó posesión de mí, el diablo, luego
Entendí tales personajes de mi haber de escritor,
El hombre, el casado, el agresor, ése. Lo tomé
Con dolor, recordé mi homosexualidad que
Por mucho tiempo fue reprimida, que me intentaron quitar.
El saber poder me intentó quitar todo, incluso mi goce
Al sentirme mujer. Ahora no sé qué soy, quizás sí más
Cyborg, un poco menos humano, pero más digno
De ser. No humano, no ciudadano del mundo.
Mi pobre yo, mi privilegiado yo, no es tan grandioso
Como crees, me hablo a mí, no tan gracioso o inteligente.
No hay poesía. Se fue, dejó de estar conmigo, ya no siento
Quizás fue la tecnificación de ser hombre, de ser así,
De estar aquí. Pero, pienso que no todo está perdido,
Aún me tengo a mí, y a las promesas de amor y revolución.
Ahí está el Mar sinfónicamente alrededor de mí,
En el sentir de mi cuerpo al bailar, al estar drogado, de sentirme
Bien con alguien, a quien amo. Ya no soy ese que escribe de amor.
Pero sí de revolución, y en el proceso me permito sentir, sentirme
Aquí, en la nada de mi vida, en el vacío de lo que hay. Malditos
Platónicos, me quisieron quitar todo también.
¡Pero tengo a la revolución!
Comentarios
Publicar un comentario