El cínico
El cínico, me prometí a mí mismo ser uno.
Lloro todos los días recordando lo que fue,
Lo que dejé atrás. La vida me arrancó todo,
Mi corazón vale tres pesos. Nada. Así siento
Que el mundo me trató cuando siempre intenté amar.
Amarme, correr, sentir, coger, siempre recordando todo.
Con pasión recordé lo que hice, las personas que conocí.
Ahora, ¡Cómo pasa el tiempo!, somos el viejo y yo.
Mi cuerpo viejo, acabado, dejando atrás sus mejores
Días de poeta, sin ser poeta realmente. Es decir,
¿Qué escribí? Mis recuerdos al llegar al sillón de mis
Abuelos. Lo que sentí que se me ahogaba en un
Pedazo de carne, de sentimientos por una persona
O por mí. Siempre me sentí solo. Pero, ahora, no quiero
Estar con nadie.
El recuerdo de describirme viejo, es lo que quiero decir,
Así, como hoy, otra vez, un poco más viejo, sin sentido
Al escribir o decir o vivir. Ya no quiero vivir pero soy un
Cobarde. Estoy muerto, pero sigo aquí, mis dos piernas
Fuertes siempre sirvieron para seguir corriendo, aguantando.
Lo peor que me pudo pasar fue nacer. Pero estoy aquí, tratando
De sentir nuevamente, como cuando era joven.
Ya no tengo nada, más que la desdicha de robarle a mi madre,
De ser un agresor, de ser un hombre, de ser un cobarde, de
Ser un fracasado. Quizás eso me queda,
La figura de ser un don nadie. Eso sí. La figura que nadie recordará.
Un basura de tres pesos. Que vale algo, algo que no puedo decir,
Que no recuerdo o que nunca supe.
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