¡Destruyamos nuestras almas!, escupamos a Dios.
Estoy solo, a veces te extraño tanto, otras veces
Te encuentro en sueños, sólo para amanecer llorando,
Una lágrima en mis ojos, luego, el dolor de pensarte,
voltear, como si estuvieras, ver que ya no estás más.
Estoy triste, triste, sobre todo porque ya no me dices
Que me amas, porque recuerdo lo mucho que decías
amarme. No sé en qué momento se perdió todo esto
Que pensamos construir. Aún así veo las cosas mejor
De esta manera. Por ejemplo, ahora veo que sigues aquí
Y te siento. Me pregunto si es sólo la imaginación o realmente
Hay un mundo místico que nos permita entendernos, vernos,
más allá del contacto físico. Presupongo que sí, pues,
Estás en el discurso.
Drogas, mujeres, hombres, personas, categorías limitadas
Para mis sensaciones, para mi constitución. Tengo ganas de
Llorar pero no puedo más. Estoy destruido por dentro, ni siquiera
Me siento realmente triste. Es más bien como una sensación de
aceptación. Mi vida se tornó oscura, como la de todos en estos
Tiempos de incertidumbre. Quizás, a diferencia de lo que pensaste
De mí, no soy tan idiota. Desde el primer día que quité tu gorro
De tu cabeza, desde que murió Escobedo, supe que todo está
En una constante de caos que no entendemos. Quisiera, sin embargo,
Que otra vez estuvieran aquellos momentos, los cuales, idealizan mi
Idea de libertad. No entendí que mi único camino es el presente. A pesar
De todas mis metas, entiendo ahora, que están dadas en lo abstracto.
Quise pasar de todas ellas por tal motivo, pero, es un error pasar de
Esta herramienta tan útil. Entendí cuál era el motivo por el que me
Convertí en un personaje de una novela o, mejor aún, en algún tipo
De yo con el que me siento bien. Tomo entonces esto como un
Compromiso por recrearme otra vez, así como muchas veces
hice. Es cierto, mi único talento fue ser un idiota con ganas de
Conocer al mundo. Ahora, con un poco de éste, dejo mis objetivos.
No será así.
Reencuentro la cara de Helen por todos lados, no puedo entender
Cómo es posible que pasaran diez años desde aquel día en que
Murió. No puedo recordar fielmente su discurso de despedida.
Pero recuerdo subir las escaleras, entrar a su habitación mientras
Ella yacía en su cama. No recuerdo sus últimas palabras, sólo que
Me hizo prometer que sería un hombre de bien. Qué situación
Más difícil porque después de tantos años la palabra “bien” me
Disgusta tanto como la palabra “hombre”. Debo aceptar que
Es más difícil seguir cumpliendo con mi promesa si ahora
Entiendo cosas que en aquel momento no. Aún así, tuve desde
Aquel entonces claro que tenía que construirme. ¡Y miren lo que construí!
Te despediste en inglés, después de hacerme creer cosas que no
Entendía. Dijiste que no hay cielo, sin embargo, pregonaste todos aquellos
Valores cristianos que hoy odio. ¿Acaso no fui suficiente, por ser el hijo
De una criada, sin padre, para entender que el mundo no funciona así?
¡Te veo en el gran azul!, resuena día y noche, mi cabeza le da vueltas
Intentando entender qué es “grande” o “azul”. El día que te fui a pedir,
Le dije a tu madre que tenía siete años intentando descrifrar cómo vivir.
Ya no tengo nada, mi sorpresa por el mundo parece agotada, tengo miedo
De seguir viviendo, mientras la vida, caótica o no, sigue su curso sin mí.
Es difícil entenderse nadie, imprescindible. Quizás este pensamiento sea
Producto de la adultez. Aprendí a morir, entonces, sigo viviendo en este
Infierno donde no sé qué más hacer. Pretendo que tengo planes y una vida
Por vivir pero lo único que quiero es morirme ya, todo se fue entre las dulces
Sábanas del viento escurridizo que escapa entre mis dedos. A veces, también
Recuerdo aquellas veces donde bailamos en la nada, en el mundo, sin necesidad
De que estuviéramos en un espacio destinado para tal. Es que, amor, deberás de
Entender que nunca me gustaron los espacios delimitados para alguna actividad.
Siempre fui un salvaje que corría, jugaba fútbol, se veía al espejo creándose una
Imagen de belleza que el tiempo está borrando. Sólo soñé mucho y la vida me quitó
Todo aquello por lo que me esforcé. Entonces, ¿qué caso tuvo tanto esfuerzo?
Ni siquiera puedo decir que algo sirvió.
Mírame Escobedo, soy tu obra hecha pedazos, en un infierno, en un reloj que canta
La misma cantaleta innumerables veces. Soy otro más que soñó con tanto.
Así, entre mis sombras me levanté, tomé con mis manos mis piernas: quiero seguir
Corriendo hasta encontrar aquel lugar al que se suponía debí de llegar. Ahora,
Está mi madre, mis amigos, mis maestros. Todos los amos pero ya no me importa más.
Estoy sentado en la oscuridad, como tantas veces, pensando en que mis amigos más cercanos me dejaran de hablar por cualquier cosa que ellos consideren no hice.
Así de intransigentes, ¿Quiénes nos creemos para enunciar quién hace o quién no?
Aquí otra prueba de aquel argumento en el que te dije que no era un hombre inteligente, sino uno pasional que le gusta trabajar duro, es decir, es como yo. Por eso pude entenderlo, en parte.
Me voy esta noche a seguir intentando vivir, reconstruirme, intentando tener algo
Diferente en este mundo. Ahora, quizás, nuevamente, disfrutaré el sexo, la música,
Las drogas, ¡La vida! No quiero seguir en esta casa, en este cuerpo, con esta mente,
Es momento de actuar una vida diferente. Véanme, vean cómo me elevo por encima
Del discurso y, a pesar de mi constitución de sujeto, llego al gran azul. Allá donde Helen me espera. Donde me esperan aquellos que amé y ya no están más junto a mí. Si de consuelo me sirve, al menos, estarán siempre conmigo, más allá de cualquier cárcel que mis palabras conviertan en pensamientos, ahí, en esos momentos, estarán vivos juntos.
Junto a mí.
No hay más dudas en mi corazón, ni más alegría en mi cuerpo,
No tengo nada. Ni dinero, ni belleza, ni ganas de vivir. Pero, miren, performativamente, por un acto de voluntad, actuaré mi nuevo personaje que se elevará por encima de todos mis Yos, para que de esa manera, después de tanto dolor, pueda por fin descansar. No morí como quise, pero, quizás, sea una oportunidad para vivir como quiero.
Ahora, sólo queda descubrir al diablo para quitarle la corona que les dejé hace tres
años. El diablo llegó, otra vez, está aquí. Intenta quedarse, adueñarse de mi cuerpo,
De mis arterias, de mis sentimientos, de mi conocimiento, de mi espíritu. Ya no tengo
Ídolos porque todos son unos falsos profetas. Es el momento de criticarlos y escupirles, es momento de hacerles ver el rojo del tridente infernal. Pérfido como mis ojos, fétido como mi cuerpo y como su maldita sociedad. Mientras haya cristianismo y el diablo sea una alegoría perfecta, de esa manera viviré entre los discursos, en las limitaciones de su conocimiento, de todo lo que puedan entender de mí.
¡El diablo está de regreso!, véanse arder. Abandonen toda esperanza, vengan conmigo. ¡Destruyamos nuestras almas!, escupamos a Dios.

Comentarios
Publicar un comentario