Buscando algo que no recuerdo ya


Hay veces que extraño los momentos que pasé inhalando,
me hago viejo con un movimiento de mi cuerpo o dos o tres.
me hago viejo por estar en este mundo desesperanzador.
El suspiro de una cerveza destapada, iluminada por un culo
Moviéndose lejos, arremetiendo contra mi lujuria y mi deseo.
Un baile sensual que buscó atraer a todos, como si de poesía
se tratase. 

Otra vez estoy recordando lo que siempre juré le diría adiós.
Ya no me preocupo por las cosas que antes me preocupaba,
estoy más cerca de esas veces en las que a uno ya no le 
importa nada más que bailar, que sentir, que amar, que estar.
Pero, también, ya no sé de qué se trata el estar aquí, amarrado
a este ser que construí a lo largo de mi vida.

Si hiciese otra vez un recuento de todos los momentos más
importantes de mi vida: ¿cuáles escogería? 
Hagamos el ejercicio sin orden cronológico; hagámoslo sin
orden, así como es la vida. 

Primero, escojo el momento de hoy, en el que estoy haciendo 
esto, en el que estoy recordando lo que parece que fue ayer, 
como si el tiempo tuviera algún sentido. Supongo que sí lo 
tiene y no solamente es una construcción gramatical. Este 
momento tiene música, drogas y mucho alcohol representado
sin realmente estar aquí. La persona con la que decidí compartir
mi vida –que recientemente me dijo que odia estar conmigo, vivir
conmigo y a la cual le tengo que rogar que me diga un “te amo”–
está al lado, en otra habitación, haciendo pan, galletas y demás 
que venderemos para ganarnos la vida y seguir con esta maldita
parafernalia a la que llamamos vida. 

Segundo, escoger aquel momento en el cual estaba con mis amigos
en una fiesta de doctores. Allí estaba quien algún momento amé y
su novio –quien decidió que fuese su novio en lugar de mí. También
estaba mi mejor amigo, o al menos eso creo, con quien fui desleal al
besarme con su novia, sólo para recordarle que soy mejor que él.
Quizás lo que estoy recordando es que soy un egoísta, un hipócrita 
y un mentiroso. Sin embargo, ese momento, con su sentimiento 
está tan cerca de mí como aquel día. Besándome con todos, tomando
todo, fumando todo, tratando de coger con todo. Quizás mi vida sólo
Tiene sentido en ese espacio de sencillez y ociosidad. Al menos, ahora
reconozco que ahí me siento bien.

Tercero, recuerdo despertarme el día 16 de septiembre para despedirme 
de una parte de mi vida: la niñez–adolescencia que es difícil categorizarla
como se supone que hace la sociedad. También, recuerdo estar lejos 
cuando murió mi abuelo o sostener la mano de mi abuela mientras se 
retorcía en una camilla en medio de muertos, enfermos y otros muchos 
familiares llorando. Me dijeron que mi tía se murió cagando, recuerdo que
me dio risa y después sufrir en secreto pues estaba enojado con ella por
culpa de su hijo. Por todos ellos tomé una cerveza y consumí muchas drogas.


Un suspiro de mi cuerpo bailando en medio de la calle, sin autos que
puedan lastimarme, sin viento que toque un pedazo de mi piel, sin miedo
de la oscuridad de la noche o la luz del día. Sin un eterno resplandor a lo 
lejos, en el horizonte. Sin pájaros y sin nubes, sin personas, ni dolores, ni
sentimientos, ni amor, ni plegarias, ni recuerdos, ni tristezas, sin nostalgia.

Ahora es esto el mundo, un maldito lugar sin nada para mí, buscando algo
de lo que no recuerdo, de lo que no sé. Callado, porque no puedo decir nada
y tampoco quiero decir nada. Sin poder correr, con un cuerpo que me da pena, 
con una forma de escribir y ser que soy yo, o al menos eso pretendo.

Libre –me dije sería alguna vez. Ahora, ya no sé a qué me refería. 

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